Biografía de Victoria Colonna


Ha llegado el momento de conocer mejor y de un modo más ordenado a nuestro personaje.
 El camino no ha sido fácil...
Victoria Colonna, en palabras de Sara Brigo (una de las pocas personas que han elaborado una tesis doctoral específica sobre ella), es un personaje que, a pesar de todo lo que ha aportado a la Historia Universal, no se le conoce, ni ni siquiera se la ha estudiado como debiera (Brigo, 2016/2017)
Doy fe de ello puesto que la mayoría de estudios que he encontrado la mencionaban colateralmente, como un ente siempre presente y activo, pero sin una historia propia que contar.
Los que más han trabajado su actividad filosófica y  artística, ha sido la historiografía anglosajona. No obstante, siempre, desde una óptica de contexto, es decir, hablando de su influencia pero no de ella.
Sin más dilación, procederé a contar rápidamente su historia, con la máxima información que he podido recopilar:

Victoria Colonna nace en Marino en 1490 en el seno de una de las familias aristocráticas más influyentes de Italia. Por línea paterna pertenecía a la dinastía de los Montefieltro, y por parte materna, era descendiente del duque de Urbino. Además de esto, en su familia se cuenta la presencia de un gran número de eclesiásticos importantes .
Así pues, Victoria fue criada de una forma selecta y en un seno cultural activo y atrayente para las grandes mentalidades de la época.
Con tan solo dos años fue prometida y con diecinueve se casó con Francisco Fernando de Ávalos, marqués de Pescara. Este era perteneciente a una importante familia aragonesa y acabaría siendo un destacado militar bajo las órdenes de Carlos V.
A pesar de todo, aquel fue un matrimonio dichoso, y Victoria empezó a destacar por sus composiciones líricas dedicadas al amor. Condenados a la distancia, ella no perdía el tiempo en lamentos y se reunía con los grandes artistas y filósofos del momento. A ellos les leía sus poemas y, a su vez, conversaban de las cuestiones filosóficas y religiosas de la rabiosa actualidad del Renacimiento. Recordemos, queridos lectores, que Italia, en esos siglos, se encuentra sumida bajo la ventisca de la Reforma Luterana, y Victoria no se quedó sin dar su opinión.
En 1525, debido a la batalla de Pavía, Francisco Fernando de Ávalos muere dejando a su mujer viuda y sin hijos. Victoria, queda sumida en una profunda depresión la cual, la llevará a refugiarse, espiritualmente en un convento de monjas de Roma. Allí, seguirá recibiendo visitas de sus compañeros y amigos que no la abandonaron en ningún momento del luto. Pero, lo destacable de su estancia allí, es el giro filosófico que tomó su vida.
Victoria debió aceptar su existencia, y de un modo esperanzado, cambió al sujeto de sus sonetos -la fórmula poética más utilizada por aquel entonces, debido a la influencia del petrarquismo- por el "amor a Cristo" que ella podía sentir en su búsqueda espiritual y de la Fe. Ella, a pesar de todo, jamás expresó deseos de ingresar en un convento ni de llevar una vida consagrada. Lo que sí que es cierto es que estos poemas religiosos expresan una fuerza místico/religiosa, tan íntima que nos pueden recordar a los poemas de Santa Teresa de Jesús. Debemos tener en cuenta que, en aquella época, hablar tan íntimamente de la relación divina podía considerarse herejía (de echo, ambas fueron perseguidas por la Inquisición por ello y por escribir además ensayos y textos filosóficos) 
En aquellos años se rodeó de humanistas y teólogos tan influyentes como Pietro Carnesecchi, Verónica Gambara, el cardenal Pietro Bembo, Bernando Ochino, Juan Valdés, o el cardenal Pole. Con todos ellos, formaron el grupo de los Spirituali. Este grupo, empujado por la necesidad de cambios en la Iglesia, debatía o aceptaba algunas de las doctrinas de la Reforma protestante (pero nunca se manifestaron plenamente a su favor, o quisieron unirse a ella) De echo, este grupo llegó a ser tan influyente que atrajeron a las mentes más prestigiosas del momento, como, por ejemplo, el mismísimo Miguel Ángel. 

-SU RELACIÓN CON MIGUEL ÁNGEL
Quizás esta sea la faceta por la cual más se conozca la personalidad de Victoria Colonna. Como hemos mencionado antes, Victoria Colonna supo rodearse de los grandes intelectuales del momento. En los tiempos de la Reforma, y gracias a la publicación de sus poemas y a su filiación con los Spirituali, la marquesa de Pescara se convirtió en toda una entidad intelectual que atrajo la atención de numerosos humanistas, entre ellos, Miguel Ángel. Un Miguel Ángel, ya mayor, a las puertas de comenzar su última obra magna: El Juicio Final de la Capilla Sixtina.
 Hay quien incluso dice, que parte del discurso histórico-artístico de sus últimas obras, no podrían entenderse jamás sin la influencia de los Spirituali en su visión de la fe.
Miguel Ángel, por tanto, visitó a Victoria Colonna y participó de sus debates filosóficos y teológicos. Dicen, fuentes contemporáneas, que el artista se encontraba prendado de la erudición y del pensamiento de la joven Colonna y que por ello, se llegó a decir que tenía una "relación platónica" con la marquesa (muy dada, por otra parte, en aquella época por la influencia petrarquista y de Dante)
Lo cierto y verdad es que a ella le dedicó algunas de sus últimas obras, así como muchos de sus sonetos.
Cuando esta murió, presa de una larga enfermedad, en 1547, el artista dolió su pérdida y la dejó reflejada, con gran amargura, en alguno de sus sonetos:

 ¿No es maravilla si próximo al fuego
ardo y me consumo, ahora que está apagado
por fuera, y me aflige y quema dentro,
y a ceniza poco a poco me reduce?

Veía ardiendo tan luciente el lugar
del que pendía mi grave tormento, 
que solo verlo me daba contento,
y desgarro y muerte me eran fiesta y juego.

Mas ya que del gran fuego el esplendor
que me ardía y nutría, roba el cielo,
carbón quedó en brasa y recubierto. 

Y sin más leña no me trae amor
 que prenda llama, ni una sola pavesa
quedará de mí, todo en cenizas vuelto. 

(Miguel Ángel a la muerte de Vittoria Colonna, 1547)

-SU MEMORIA.
A la muerte de Victoria murió su legado. Sus poemas,a pesar de ser la primera publicación femenina en Italia, han desaparecido la mayoría conservándose solo unos 17 del centenar que debió ser (Brigo, 2016)
Sus compañeros y amigos de los Spirituali, al triunfo de la Contrarreforma, se dispersaron por el continente: el cardenal Pole, abrazó el anglicanismo, Ochino huyó a Suiza y se volvió calvinista o Juan Valdés continuó en la fe católica.
Un reflejo de lo variopinto y universal que debió ser una de las mentes más vivaces de su época. Una vivacidad que murió con ella y que ahora descansa en el frío silencio, como el de las estatuas de mármol que en su vida admiró.
Sin duda una personalidad que merece ríos de tinta, pero a la que, humildemente, se le ofrecen estos párrafos.
Os dejo algunos rastros de la memoria que dejó esta joven intelectual entre las personalidades de su tiempo:

-"Mujer entre todas las demás mujeres de religión, de belleza, de letras y nobleza" (P. Giovio)
-"Mujer sabia, legendaria, más bien divina..." (Verónica Gambara)
-"Un alma pura y noble, un alma en la que la exquisitez y el abandono femeninos se combinaban con la fuerza y la firmeza viril, la rica y graciosa ingenuidad poética unida a la casta severidad" (A. Reumont)
- "todo lo que sabemos de ella está marcado con la nobleza, porque la más profunda nobleza estaba en su espíritu..." (A. Reumont)


Comentarios

Entradas populares